Los crustáceos son un grupo de artrópodos acuáticos, aunque algunos pueden vivir en ambientes terrestres húmedos. Poseen un exoesqueleto duro formado por quitina y carbonato de calcio, que les brinda protección y deben mudar periódicamente para crecer.
Se caracterizan por tener dos pares de antenas, ojos compuestos y múltiples patas. Dentro de este grupo se encuentran animales muy conocidos como cangrejos, langostas, camarones y percebes. Su tamaño varía desde diminutos organismos planctónicos hasta grandes especies marinas.
Habitan en mares, ríos y lagos, desempeñando un papel crucial en el reciclaje de nutrientes y sirviendo como alimento para peces, aves y mamíferos marinos. Son un eslabón esencial en las cadenas tróficas acuáticas, ya que transforman la materia orgánica en energía disponible para otros animales.
Además, muchos crustáceos tienen gran importancia económica y cultural para el ser humano, pues forman parte de la alimentación en casi todo el mundo.
En resumen, los crustáceos son invertebrados versátiles y diversos, indispensables tanto para los ecosistemas acuáticos como para las actividades humanas.