Los planetas gigantes son aquellos de gran tamaño, formados principalmente por gases y sin una superficie sólida definida. En el Sistema Solar, este grupo incluye a Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, aunque los dos primeros son conocidos como gigantes gaseosos y los otros dos como gigantes helados.
Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar y se caracteriza por sus intensas tormentas, como la Gran Mancha Roja, visible desde hace siglos. Saturno, en cambio, es famoso por su sistema de anillos brillantes compuestos de hielo y polvo. Ambos planetas poseen atmósferas densas formadas principalmente por hidrógeno y helio.
Estos planetas también cuentan con una gran cantidad de satélites. Algunos de ellos, como Europa o Encélado, son objetos de estudio muy interesantes porque podrían albergar océanos subterráneos con condiciones adecuadas para la vida.
Su enorme gravedad y composición los convierten en piezas fundamentales para comprender la formación del Sistema Solar. Los planetas gigantes actúan como escudos gravitatorios que desvían asteroides y cometas, y su estudio proporciona información sobre los procesos que dieron origen a los sistemas planetarios en otras estrellas.