Los planetas enanos son cuerpos celestes que orbitan alrededor del Sol y poseen una forma casi esférica gracias a su gravedad. A diferencia de los planetas principales, no han logrado limpiar su órbita de otros objetos, por lo que comparten su camino con asteroides y cometas.
Estos cuerpos son más pequeños que los planetas tradicionales, pero más grandes que los asteroides. Ejemplos reconocidos de planetas enanos son Plutón, Ceres, Eris, Haumea y Makemake. Cada uno presenta características únicas: algunos tienen lunas, otros poseen atmósferas débiles o superficies heladas, y varios muestran indicios de actividad geológica en el pasado.
Los planetas enanos ocupan regiones distintas del Sistema Solar. Ceres se encuentra en el cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter, mientras que Plutón y los demás están más allá de Neptuno, en una zona llamada Cinturón de Kuiper. Su estudio permite a los astrónomos comprender mejor la formación y evolución del Sistema Solar, ya que representan una categoría intermedia entre planetas y asteroides.
Estos cuerpos también plantean preguntas sobre los criterios que usamos para definir qué es un planeta, pues su descubrimiento llevó a replantear la clasificación astronómica en 2006, cuando Plutón dejó de considerarse el noveno planeta del Sistema Solar.