La comisión es una cantidad de dinero que se paga como compensación por la realización de un servicio, gestión o intermediación en una transacción. Puede ser un monto fijo o un porcentaje sobre el valor de la operación, y es común en sectores como la banca, las inversiones, el comercio y los bienes raíces.
Por ejemplo, un banco puede cobrar comisiones por mantener una cuenta, emitir transferencias internacionales o gestionar determinados productos financieros. En el sector inmobiliario, los agentes reciben una comisión por intermediar en la venta o alquiler de una vivienda. De igual forma, en la bolsa de valores, los corredores de bolsa cobran comisiones por comprar o vender acciones en nombre de sus clientes.
La comisión cumple una doble función: por un lado, compensa el trabajo del intermediario, y por otro, incentiva la realización de operaciones. Sin embargo, para los clientes representa un coste adicional que debe ser considerado al valorar la rentabilidad de una inversión o el precio final de un producto o servicio.
En la actualidad, con el auge de la competencia y la digitalización, muchas empresas han reducido o eliminado comisiones para atraer a los consumidores. Aun así, las comisiones siguen siendo un elemento central en la economía, ya que permiten mantener la sostenibilidad de muchos servicios.