Un meteorito es un fragmento de roca, metal o una mezcla de ambos que procede del espacio y logra atravesar la atmósfera terrestre sin desintegrarse por completo, impactando finalmente en la superficie del planeta. Su origen suele estar en cometas o asteroides que colisionan entre sí y desprenden restos que viajan por el espacio hasta cruzarse con la órbita de la Tierra.
Los meteoritos son importantes porque aportan información valiosa sobre la formación temprana del sistema solar. Al analizar su composición, los científicos pueden estudiar materiales que se formaron hace más de 4.500 millones de años, cuando nacieron los planetas. Existen tres tipos principales: pétreos, metálicos y mixtos. Cada uno de ellos aporta pistas distintas sobre los procesos que dieron origen a los cuerpos celestes.
En ocasiones, los impactos de meteoritos generan cráteres visibles en la superficie terrestre, algunos de gran tamaño, como el Cráter Barringer en Arizona. Aunque la mayoría de los meteoritos son pequeños e inofensivos, los de gran tamaño representan un riesgo potencial para la vida en la Tierra. Por esa razón, los astrónomos vigilan constantemente el cielo en busca de objetos que pudieran representar un peligro futuro.