Un eclipse lunar sucede cuando la Tierra se coloca entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre la superficie lunar. A diferencia de los eclipses solares, los lunares pueden observarse desde cualquier lugar del planeta donde la Luna esté visible en ese momento.
Hay tres tipos de eclipses lunares: total, parcial y penumbral. En el eclipse total, la Luna entra completamente en la sombra de la Tierra y adquiere un tono rojizo debido a la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre, fenómeno conocido como “Luna de sangre”. En el parcial, solo una fracción de la superficie lunar queda cubierta por la sombra, mientras que en el penumbral el oscurecimiento es tenue y difícil de percibir a simple vista.
Estos eventos han tenido gran relevancia cultural a lo largo de la historia. Civilizaciones antiguas los interpretaban como señales divinas o presagios. Hoy, gracias a la ciencia, sabemos que son fenómenos naturales y predecibles. Los eclipses lunares ofrecen un espectáculo accesible para millones de personas y representan una excelente oportunidad educativa para comprender mejor las interacciones entre la Tierra, la Luna y el Sol.