Los anfibios son animales vertebrados que viven parte de su vida en el agua y parte en tierra, lo que los convierte en un grupo con gran versatilidad. Su piel es húmeda y permeable, y además de protegerlos, les permite absorber agua y oxígeno, por lo que son muy sensibles a la contaminación y a los cambios ambientales.
Uno de sus rasgos más característicos es la metamorfosis. Nacen como larvas acuáticas con branquias, y en el transcurso de su desarrollo, se transforman en adultos con pulmones y extremidades. Este proceso se observa claramente en las ranas, que pasan de renacuajos a adultos.
Los anfibios incluyen ranas, sapos, salamandras y tritones. Cumplen un papel ecológico fundamental, ya que regulan las poblaciones de insectos y a su vez sirven de alimento para otros animales, como aves y reptiles.
Además, su sensibilidad ambiental los convierte en importantes indicadores de la salud de los ecosistemas. La disminución de las poblaciones de anfibios en muchas regiones del mundo alerta a los científicos sobre problemas de contaminación, enfermedades o pérdida de hábitats.
En conclusión, los anfibios son esenciales para el equilibrio ecológico y nos brindan valiosa información sobre el estado del planeta.