La volatilidad es una medida de la variabilidad o intensidad de los cambios en el precio de un activo financiero en un periodo de tiempo determinado. Cuanto mayor es la volatilidad, más bruscas y frecuentes son las subidas y bajadas de precios, lo que implica un mayor riesgo para el inversor.
Este indicador refleja la incertidumbre de los mercados. Activos como las criptomonedas, por ejemplo, presentan una alta volatilidad, mientras que los bonos del Estado suelen ser más estables.
Aunque una volatilidad alta puede generar pérdidas rápidas, también abre oportunidades de obtener grandes beneficios en poco tiempo. Por eso, resulta clave en la valoración de derivados, carteras de inversión y estrategias financieras.
En resumen, la volatilidad no solo mide el riesgo, sino también el potencial de ganancia, siendo un elemento decisivo en la toma de decisiones financieras.