La tasa de ahorro es el porcentaje del ingreso disponible que las personas, familias o incluso países deciden reservar en lugar de destinar al consumo inmediato. Se calcula dividiendo el ahorro total entre el ingreso disponible y multiplicando por 100.
Un nivel elevado de ahorro fortalece la inversión futura, la estabilidad financiera y el crecimiento económico, mientras que una tasa baja refleja mayor gasto en consumo.
Factores como los ingresos de los hogares, las expectativas económicas, las tasas de interés y las políticas fiscales influyen en la tasa de ahorro. En épocas de incertidumbre, suele aumentar porque las familias prefieren guardar dinero como precaución.
A nivel macroeconómico, la tasa de ahorro es fundamental porque condiciona la capacidad de inversión de un país y su desarrollo económico.
En conclusión, la tasa de ahorro refleja el equilibrio entre consumo presente y planificación futura, siendo un indicador clave de la salud financiera tanto individual como colectiva.