La taiga, también llamada bosque boreal, es un bioma característico de las regiones frías del hemisferio norte, especialmente en Canadá, Rusia y Escandinavia. Se distingue por sus extensos bosques de coníferas como pinos, abetos y alerces, especies capaces de resistir bajas temperaturas y suelos pobres en nutrientes.
El clima de la taiga es frío, con inviernos muy largos y severos, y veranos cortos pero más suaves. La nieve suele cubrir el suelo durante gran parte del año, dificultando la vida de muchas especies.
A pesar de estas condiciones, la fauna ha desarrollado notables adaptaciones. En este bioma habitan osos pardos, lobos, linces, alces y zorros, además de aves migratorias que encuentran en la taiga un refugio estacional. La vegetación densa ofrece alimento y protección a una gran variedad de organismos.
La taiga cumple un papel fundamental en el planeta, pues actúa como una de las mayores reservas de oxígeno y un importante sumidero de carbono, contribuyendo a la regulación del clima global. Sin embargo, enfrenta amenazas como la deforestación, la explotación forestal y el cambio climático, que ponen en riesgo su equilibrio. Conservar este bioma es vital para mantener la biodiversidad y la estabilidad ambiental.