La sucesión ecológica es el proceso natural y gradual mediante el cual los ecosistemas cambian y se desarrollan a lo largo del tiempo, reemplazando unas comunidades de organismos por otras hasta alcanzar un estado más estable.
Estos cambios ocurren porque las especies van modificando el medio en el que viven, creando condiciones que permiten la llegada de nuevas especies mejor adaptadas.
Existen dos tipos principales:
- Sucesión primaria: se da en lugares donde antes no existía vida, como superficies de lava volcánica solidificada, dunas de arena o rocas desnudas. Allí, los primeros organismos en aparecer son especies pioneras (líquenes, algas, musgos), que transforman el ambiente y permiten el establecimiento de plantas y animales más complejos.
- Sucesión secundaria: ocurre en áreas donde ya había vida, pero fue eliminada o alterada por disturbios como incendios, inundaciones, talas o huracanes. En este caso, el proceso es más rápido porque el suelo y algunos organismos ya están presentes.
El resultado final suele ser una comunidad madura llamada clímax, caracterizada por un equilibrio relativo y gran diversidad de especies. La sucesión ecológica es esencial porque muestra cómo los ecosistemas se regeneran, se adaptan y mantienen el equilibrio en la naturaleza.