La seguridad social es un sistema público de protección diseñado para garantizar un nivel básico de bienestar a los ciudadanos frente a situaciones de necesidad o vulnerabilidad económica. Estas situaciones incluyen enfermedad, desempleo, invalidez, maternidad, vejez o fallecimiento.
Se financia principalmente mediante las cotizaciones obligatorias de trabajadores y empleadores, a las que se suman aportaciones del Estado. Con esos fondos se cubren prestaciones como pensiones, subsidios de desempleo, asistencia sanitaria y ayudas familiares.
El objetivo principal de la seguridad social es reducir las desigualdades, evitar la exclusión social y asegurar un mínimo de protección para toda la población.
Aunque es un derecho reconocido en muchos países, enfrenta desafíos como el envejecimiento de la población, que aumenta el número de pensionistas, y la sostenibilidad financiera del sistema.
En definitiva, la seguridad social es un pilar fundamental en el desarrollo social y económico de los países, ya que protege a las personas en etapas críticas de la vida y actúa como red de apoyo frente a imprevistos.