La sarcopenia es una condición caracterizada por la pérdida progresiva de masa muscular, fuerza y función física, asociada principalmente al envejecimiento. No se trata solo de “tener menos músculo”, sino de un deterioro que afecta la capacidad para realizar actividades cotidianas como caminar, levantarse de una silla o cargar objetos, aumentando así el riesgo de caídas, fracturas y pérdida de independencia.
La causa principal es el envejecimiento natural, ya que con los años disminuye la producción de ciertas hormonas y proteínas que favorecen el mantenimiento muscular. Sin embargo, también influyen factores como la inactividad física, la malnutrición (especialmente la baja ingesta de proteínas), enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia cardíaca, cáncer), y estados de inflamación prolongada.
Los síntomas más comunes incluyen debilidad, cansancio, lentitud al caminar, reducción del tamaño muscular y dificultad para realizar tareas que antes eran fáciles.
El diagnóstico combina la observación clínica con pruebas de fuerza (como la fuerza de agarre), velocidad de la marcha y estudios de composición corporal.
El tratamiento se centra en ejercicio de resistencia y fuerza, una dieta adecuada rica en proteínas y vitamina D, y en algunos casos suplementos específicos. Prevenir la sarcopenia es clave para mantener la calidad de vida en la vejez.