La Salmonella es un género de bacterias que causa una de las infecciones alimentarias más comunes en el mundo, conocida como salmonelosis. Estas bacterias viven en el intestino de animales y humanos, y se transmiten principalmente a través del consumo de alimentos o agua contaminados con heces.
Los alimentos más frecuentemente asociados son huevos crudos o poco cocinados, carne de ave, carne de res, leche y derivados lácteos no pasteurizados, así como frutas y verduras contaminadas. Una mala manipulación de los alimentos o la falta de higiene en la cocina también favorecen su propagación.
Los síntomas suelen aparecer entre 6 y 72 horas después de la infección e incluyen diarrea, fiebre, dolor abdominal, náuseas, vómitos y malestar general. En la mayoría de los casos, la enfermedad es leve y se resuelve en unos días sin tratamiento específico, aunque la rehidratación es fundamental. Sin embargo, en niños pequeños, ancianos o personas con defensas bajas, la infección puede volverse grave e incluso diseminarse a la sangre (bacteriemia).
La prevención se basa en medidas de higiene: cocinar bien los alimentos, evitar el consumo de productos crudos de origen animal, lavarse las manos con frecuencia y mantener una correcta manipulación y conservación de los alimentos.