La rentabilidad es la capacidad que tiene una inversión, proyecto o empresa de generar beneficios en relación con los recursos empleados o el capital invertido. Es un indicador esencial para evaluar si una actividad económica resulta conveniente o no.
Generalmente se expresa como un porcentaje, que compara las ganancias obtenidas frente al coste de la inversión. Una rentabilidad positiva indica que la inversión ha sido provechosa, mientras que una rentabilidad negativa significa pérdidas.
Existen distintos tipos de rentabilidad. La económica mide la eficiencia de los activos, es decir, cuánto beneficio generan en relación con los recursos utilizados. La financiera, en cambio, relaciona los beneficios obtenidos con el capital propio invertido por los accionistas.
Una alta rentabilidad refleja un buen desempeño, aunque también puede implicar mayor riesgo, especialmente en sectores volátiles. En cambio, una baja rentabilidad suele asociarse a inversiones seguras, pero con beneficios limitados.
En conclusión, la rentabilidad es un criterio fundamental para tomar decisiones de inversión, ya que orienta a empresas, gobiernos e individuos sobre la conveniencia de destinar recursos a una actividad económica específica.