La recaudación es el proceso mediante el cual el Estado obtiene ingresos a través de impuestos, tasas, contribuciones y otros tributos, con el fin de financiar el gasto público.
Este proceso lo gestiona la administración tributaria, que se encarga de cobrar los recursos y garantizar que los contribuyentes cumplan con sus obligaciones.
La recaudación es fundamental porque permite sostener servicios públicos esenciales como sanidad, educación, infraestructuras, pensiones o seguridad. Sin ella, el Estado no podría desempeñar su función social ni garantizar la igualdad de oportunidades.
La eficacia de la recaudación depende de la estructura del sistema fiscal, el grado de cumplimiento de los contribuyentes y las políticas de control contra el fraude.
En definitiva, la recaudación es una herramienta clave para el funcionamiento del Estado, ya que garantiza ingresos suficientes para cubrir gastos, redistribuir la riqueza y mantener la estabilidad económica de un país.