La política fiscal es el conjunto de decisiones que toma un gobierno sobre el uso de sus ingresos y gastos públicos con el objetivo de influir en la economía.
Por un lado, la política fiscal implica la recaudación de impuestos y la asignación de recursos a servicios como sanidad, educación o infraestructuras. Por otro lado, determina el nivel de gasto público y el déficit o superávit presupuestario.
Existen dos tipos principales: la política fiscal expansiva, que aumenta el gasto o reduce impuestos para estimular el consumo y el empleo, y la política fiscal restrictiva, que busca reducir el déficit y frenar la inflación mediante la disminución del gasto o el aumento de impuestos.
La política fiscal tiene objetivos clave: estimular el crecimiento económico, reducir el desempleo, estabilizar los precios y mantener equilibradas las cuentas del Estado.
En resumen, es una herramienta fundamental para que los gobiernos puedan responder a las crisis, redistribuir la riqueza y garantizar la sostenibilidad de la economía a largo plazo.