La globalización es el proceso de creciente interconexión e interdependencia entre países en ámbitos económicos, sociales, políticos, culturales y tecnológicos. Supone la expansión del comercio internacional, la circulación de capitales, el flujo de información y la movilidad de personas.
Este fenómeno ha facilitado el acceso a nuevos mercados, la difusión de innovaciones y el acercamiento cultural, al permitir que productos, ideas y tendencias se compartan a escala mundial. Sin embargo, también ha generado retos como la pérdida de identidad local, la mayor desigualdad económica y la vulnerabilidad frente a crisis globales.
Desde el punto de vista económico, la globalización ha impulsado la inversión extranjera, la especialización productiva y la reducción de costes gracias a la deslocalización de empresas. En lo social, ha acercado a las personas a través de la comunicación digital, pero también ha aumentado las tensiones relacionadas con migraciones y empleo.
En conclusión, la globalización es uno de los procesos más influyentes del siglo XXI, con beneficios y riesgos. Representa una oportunidad para el desarrollo, pero también exige mecanismos de regulación y cooperación internacional para reducir sus desequilibrios.