El solsticio ocurre dos veces al año, en junio y diciembre. Se produce cuando el Sol alcanza su máxima o mínima altura en el cielo al mediodía, lo que marca la mayor diferencia entre la duración del día y la noche.
En el hemisferio norte, el solsticio de verano sucede en junio y corresponde al día más largo del año, mientras que el de invierno ocurre en diciembre y señala la noche más extensa. En el hemisferio sur sucede lo contrario, invirtiéndose las fechas y estaciones.
A lo largo de la historia, los solsticios han tenido gran importancia en distintas culturas. Muchas civilizaciones los celebraban con rituales agrícolas y festivos, pues marcaban momentos decisivos para la siembra y la cosecha. Actualmente, continúan siendo objeto de estudio astronómico y de celebración cultural en muchas partes del mundo.