El plazo fijo es un producto financiero de ahorro ofrecido por bancos y entidades, en el que una persona deposita una cantidad de dinero durante un período de tiempo determinado a cambio de recibir intereses previamente pactados.
Durante ese tiempo, el capital queda inmovilizado y no puede retirarse sin penalización. Al finalizar el plazo, el cliente recupera su dinero más los intereses generados. Cuanto mayor es el plazo y la cantidad depositada, más alta suele ser la rentabilidad, aunque depende de las condiciones del mercado y del banco.
El plazo fijo es considerado una inversión de bajo riesgo, ya que garantiza la devolución del capital y los intereses acordados. Sin embargo, suele ofrecer menores ganancias en comparación con productos más arriesgados como la bolsa o los fondos de inversión.
Es una opción elegida por quienes buscan seguridad, estabilidad y un rendimiento predecible para sus ahorros, especialmente en entornos de incertidumbre económica.