Venus es el segundo planeta del Sistema Solar y es conocido por su gran parecido con la Tierra en cuanto a tamaño y composición. Sin embargo, a pesar de estas similitudes, Venus es un lugar muy hostil. Posee una atmósfera extremadamente densa formada en su mayoría por dióxido de carbono, con nubes de ácido sulfúrico que contribuyen a un fuerte efecto invernadero.
Este fenómeno eleva sus temperaturas a más de 450 °C, convirtiéndolo en el planeta más caliente del Sistema Solar, incluso más que Mercurio, que está más cerca del Sol.
Su superficie rocosa está marcada por llanuras, montañas y volcanes, algunos de los cuales parecen estar todavía activos. Otro rasgo curioso de Venus es que su rotación es retrógrada, es decir, gira en sentido contrario al de la mayoría de los planetas, lo que hace que el Sol parezca salir por el oeste y ponerse por el este.
Las misiones espaciales que lo han estudiado han revelado un mundo cubierto por una espesa capa de nubes que impide ver con claridad su superficie desde el espacio. Este planeta es de gran interés científico porque muestra cómo las condiciones atmosféricas extremas pueden transformar un mundo con características iniciales similares a la Tierra.