El monopolio es una estructura de mercado en la que una sola empresa controla por completo la oferta de un bien o servicio, sin competencia directa. Este poder le permite fijar precios y condiciones a su favor, lo que suele reducir la eficiencia y limitar las opciones de los consumidores, encareciendo los productos.
Los monopolios pueden formarse de varias maneras: mediante concesiones legales otorgadas por el Estado, por el control de recursos clave, gracias a patentes tecnológicas o por fusiones que eliminan competidores. Aunque en algunos casos pueden generar economías de escala y abaratar costes, lo más frecuente es que reduzcan la innovación y perjudiquen al consumidor.
Para evitar abusos, muchos países aplican leyes antimonopolio o de defensa de la competencia, que buscan fomentar un mercado más equilibrado. En la práctica, algunos servicios básicos como el agua, la electricidad o los transportes públicos han sido gestionados históricamente en régimen de monopolio por motivos estratégicos, aunque la tendencia actual es liberalizar esos mercados.
En síntesis, el monopolio refleja el poder absoluto de una empresa sobre un mercado y la necesidad de equilibrarlo con regulaciones que protejan a los consumidores y promuevan la competencia.