El consumidor es la persona que compra o utiliza bienes y servicios para satisfacer sus necesidades o deseos, sin la intención de revenderlos ni de transformarlos en procesos productivos. En otras palabras, el consumidor es el usuario final dentro del ciclo económico.
Su papel es fundamental porque influye directamente en la oferta y la demanda, determinando precios, tendencias y estrategias de mercado. Si los consumidores cambian sus hábitos, las empresas deben adaptarse para mantenerse competitivas. Por ejemplo, la creciente preferencia por productos ecológicos ha impulsado a muchas compañías a ofrecer alternativas sostenibles.
Los consumidores tienen derechos reconocidos internacionalmente: acceso a información veraz, libertad de elección, seguridad en los productos adquiridos y derecho a la reparación o devolución en caso de incumplimiento. Pero también poseen responsabilidades, como el consumo responsable, la gestión adecuada de residuos y el apoyo a prácticas de comercio justo.
El consumidor es el eje central de la actividad económica, pues sin su demanda la producción carecería de sentido. Comprender su comportamiento y necesidades es vital tanto para las empresas como para los gobiernos que buscan regular y proteger el mercado.