Ceres es un planeta enano y el objeto más grande del cinturón de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter. Fue descubierto en 1801 por Giuseppe Piazzi y se convirtió en el primer objeto identificado en esa región del espacio. Aunque es mucho más pequeño que la Luna, Ceres posee la masa suficiente para mantener una forma casi esférica, lo que lo diferencia de los asteroides comunes.
Su superficie es rocosa y presenta rastros de hielo, además de posibles depósitos de agua salada bajo su corteza. Este detalle ha despertado un gran interés científico, ya que el agua líquida, aunque en pequeñas cantidades, podría indicar condiciones favorables para formas primitivas de vida en el pasado o la posibilidad de procesos químicos activos en la actualidad.
Uno de sus aspectos más intrigantes son los puntos brillantes observados en algunos de sus cráteres, que probablemente están formados por depósitos de sales. Estos reflejan la luz solar y han generado numerosas investigaciones sobre su origen y composición.
El estudio de Ceres es clave para comprender cómo se formaron los planetas rocosos en el Sistema Solar. Por esta razón, misiones como Dawn de la NASA han enviado sondas a explorarlo, revelando datos valiosos que ayudan a descifrar la historia temprana de nuestro vecindario cósmico.