Mercurio es el planeta más cercano al Sol y el más pequeño del Sistema Solar. Posee un diámetro de apenas 4.879 kilómetros y completa una órbita alrededor del Sol en solo 88 días terrestres.
Carece de una atmósfera significativa, lo que lo deja expuesto a intensas variaciones de temperatura. Durante el día, su superficie puede superar los 400 °C, mientras que en la noche desciende por debajo de los -170 °C. Su superficie rocosa está cubierta de cráteres, semejante a la de la Luna, debido a miles de impactos a lo largo de su historia.
Mercurio no tiene lunas y su proximidad al Sol hace que sea difícil observarlo desde la Tierra, siendo visible principalmente al amanecer o al atardecer.
A pesar de su pequeño tamaño, Mercurio posee un núcleo metálico que ocupa gran parte de su volumen, lo que le confiere un campo magnético débil pero significativo. Este detalle lo convierte en un planeta de gran interés científico.
El estudio de Mercurio ofrece información clave sobre la formación de los planetas rocosos y sobre las condiciones extremas en que pueden desarrollarse los cuerpos más cercanos a una estrella.