El Sol es la estrella central del Sistema Solar y la fuente principal de energía para la vida en la Tierra. Se formó hace unos 4.600 millones de años a partir de una nube de gas y polvo. Su composición está dominada por hidrógeno y helio, y su energía proviene de la fusión nuclear que ocurre en su núcleo, donde los átomos de hidrógeno se combinan para formar helio, liberando grandes cantidades de luz y calor.
La gravedad del Sol es tan intensa que mantiene a todos los planetas, asteroides, cometas y otros objetos en órbita. Representa el 99,8 % de la masa total del Sistema Solar, lo que lo convierte en el astro más influyente de nuestra vecindad cósmica.
Sin la energía del Sol, la Tierra no tendría temperaturas adecuadas para mantener agua líquida ni vida. Además, la luz solar regula los climas, las estaciones y los ciclos biológicos de los seres vivos. Su superficie visible, llamada fotosfera, está cubierta de manchas solares, mientras que su atmósfera externa, la corona, se extiende millones de kilómetros en el espacio.
El Sol es, en definitiva, el motor del Sistema Solar y la razón por la cual existe la vida en nuestro planeta.