La desgravación es un beneficio fiscal que consiste en reducir la cantidad de impuestos que debe pagar un contribuyente gracias a determinadas situaciones, gastos o aportaciones reconocidas por la ley. Es una herramienta que los gobiernos utilizan para incentivar conductas consideradas positivas para la sociedad o la economía.
Existen dos tipos principales de desgravaciones: las que se aplican sobre la base imponible, reduciendo los ingresos sujetos a tributación, y las que se aplican directamente sobre la cuota del impuesto, disminuyendo la cantidad final a pagar. Entre los ejemplos más comunes se encuentran las desgravaciones por donaciones a ONGs, aportaciones a planes de pensiones, inversiones en vivienda habitual, gastos de educación o ahorro energético.
La finalidad de las desgravaciones no es solo aliviar la carga fiscal de los ciudadanos, sino también fomentar políticas públicas. Por ejemplo, al desgravar las inversiones en energías renovables, se estimula la transición hacia un modelo energético más sostenible.
En la práctica, conocer las posibles desgravaciones es fundamental para optimizar la declaración de impuestos y evitar pagar de más. Sin embargo, es importante cumplir con todos los requisitos legales y conservar la documentación que justifique cada deducción.