El TIN es el porcentaje que una entidad financiera cobra o paga por un préstamo, crédito o inversión, sin tener en cuenta comisiones ni otros gastos asociados. Refleja únicamente el interés pactado sobre el capital.
Se expresa en términos anuales y suele ser el primer indicador que observa un cliente al contratar una hipoteca, un préstamo personal o un depósito. Sin embargo, el TIN no muestra el coste total real de la operación, ya que no incorpora seguros obligatorios, comisiones de apertura u otros cargos.
Por ello, siempre debe analizarse junto con la TAE (Tasa Anual Equivalente), que sí integra todos los costes y permite comparar de forma más justa diferentes productos financieros.
En resumen, el TIN es una referencia básica para entender cuánto se pagará en intereses, pero no es suficiente por sí solo para evaluar el impacto económico de un préstamo o inversión.