El IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) es un impuesto directo y progresivo que grava los ingresos que obtienen los ciudadanos en un año, como salarios, pensiones, actividades económicas, intereses o alquileres.
Se denomina “directo” porque grava de manera personalizada la renta de cada individuo, y “progresivo” porque quienes tienen más ingresos pagan un porcentaje mayor. De esta forma, el impuesto busca ser más justo y redistributivo.
El IRPF se gestiona mediante retenciones en la nómina y la declaración anual de la renta, en la que se ajusta lo pagado durante el año con lo que realmente corresponde. Puede dar lugar a devoluciones o a pagos adicionales.
Este impuesto es una de las principales fuentes de financiación del Estado, permitiendo costear servicios públicos esenciales como educación, sanidad, pensiones o infraestructuras.
En resumen, el IRPF no solo es un tributo, sino también una herramienta para redistribuir la riqueza y garantizar el funcionamiento del Estado de bienestar.