El capital social es el conjunto de relaciones, redes de confianza, normas y valores compartidos que facilitan la cooperación entre individuos y grupos dentro de una sociedad. A diferencia del capital financiero o humano, no se trata de dinero ni de habilidades, sino de vínculos sociales que permiten acceder a recursos, apoyo e información.
Existen distintos tipos de capital social. El de vínculo, basado en relaciones cercanas como familiares y amigos; el de puente, que conecta a personas de distintos grupos sociales; y el de enlace, que une a ciudadanos con instituciones. Cuanto más amplio y sólido es el capital social de una comunidad, más cohesionada y resiliente se vuelve.
En términos económicos, el capital social es fundamental porque fomenta la colaboración, la confianza y la innovación. Una sociedad con un alto nivel de capital social suele tener menos conflictos, mayor productividad y más oportunidades de desarrollo.
Por ejemplo, una red de emprendedores que comparte información y se apoya mutuamente puede generar nuevas empresas y empleo. Así, el capital social se convierte en un recurso invisible pero vital para el progreso y la prosperidad de las comunidades.