El manglar es un ecosistema costero muy especial que se desarrolla en zonas tropicales y subtropicales, donde el agua dulce de los ríos se mezcla con el agua salada del mar. Está formado principalmente por árboles y arbustos llamados mangles, que poseen raíces aéreas adaptadas para vivir en suelos fangosos, inestables y con alta salinidad.
Estas raíces cumplen un papel fundamental, ya que fijan el suelo, protegen la costa de la erosión y proporcionan refugio a numerosas especies marinas como peces, crustáceos y moluscos. Muchos animales dependen de los manglares para reproducirse y desarrollarse en sus primeras etapas de vida.
Los manglares también actúan como barreras naturales frente a tormentas, marejadas y huracanes, reduciendo el impacto en las poblaciones costeras. Además, almacenan grandes cantidades de carbono en sus suelos, lo que ayuda a combatir el cambio climático.
Sin embargo, este ecosistema es muy vulnerable. La deforestación, la contaminación y la expansión urbana o agrícola han reducido su extensión en gran parte del mundo. Conservar los manglares es clave para proteger la biodiversidad marina y terrestre, mantener la seguridad de las comunidades costeras y garantizar el equilibrio ambiental del planeta.